Durante los días de verano encontramos a muchos peregrinos en el Camino de Santiago y por eso en Nansa Natural hemos pensado en colaborar dando a conocer, a través de una nueva serie de artículos, algunos de los remedios naturales y tratamientos que los peregrinos llevan utilizando desde antiguo.
Los remedios naturales basados en las plantas silvestres que vamos encontrando no sustituyen al tratamiento médico pero sí pueden resultar complementarios. La naturaleza nos ofrece muchos remedios, de hecho se dice que para cada padecimiento nace una planta…se puede aprender cómo calmar un dolor de cabeza durante las caminatas o cómo cicatrizar antes las heridas producidas por la maleza. De esta forma transmitimos y conservamos el potencial terapéutico de las plantas.
Remedios antiguos
Algunos de estos remedios naturales ya fueron propuestos por Dioscórides Anazarbeo hace 2.000 años. Este médico, farmacólogo y botánico de la antigua Grecia, que trató a los ejércitos de Nerón, escribió De Materia Médica, el principal manual de farmacopea de la Edad Media.
Antiguamente los peregrinos utilizaron muchos de estos remedios naturales para prevenir males o enfermedades que padecían durante los largos días de peregrinaje hasta la tumba del Apóstol Santiago. A lo largo del Camino daban a conocer sus remedios naturales curativos: pomadas, aceites… y también elixires que fabricaban y luego vendían. Incluso, era costumbre en algunos pueblos sacar a los caminos a los enfermos para que tratasen sus dolencias y les sanaran con sus remedios.
La malva silvestre (Malva sylvestris)
Es una planta perenne, herbácea, que florece desde primavera hasta mediados de verano. Sus flores de color rosa púrpura y cinco pétalos de unos 3 cm., escotados por arriba, se reúnen en ramilletes axilares. Los estambres se agrupan en una columnilla en el centro de la flor. Se cierran al anochecer o cuando hace mal tiempo para proteger el polen. Esta vivaz planta puede alcanzar entre 50 y 100 cm de altura.
Aunque la podemos ver en Asica occidental y en el Norte de África, es originaria de Europa. Se introdujo en Norteamérica y Centroamérica, pero allí es considerada una planta invasora. Se localizan en bordes de caminos, terrenos baldíos, escombreras, terraplene, taludes, cultivos y jardines cuando están descuidados.
Componentes activos y propiedades medicinales
Contiene gran cantidad de mucílago, glucósido, malvina, tanino y vitaminas A, B y C, y también sustancias que producen efectos laxantes.
Entre sus propiedades medicinales está la de mitigar la tos (sustancia béquica), ablanda o relaja una dureza o una zona inflamada (emoliente), es pectoral, algo astringente, estimulante y laxante.
Aplicaciones usadas por los antiguos peregrinos
Catarros y resfriados: en caso de catarros con tos, poner en agua 10 o 12 flores frescas durante 10 minutos. Hay que colar la infusión y tomarla endulzada con una o dos cucharadas de miel. Se recomienda beber una taza antes de acostarse y otra en ayunas.
Abscesos y panadizos: los panadizos son inflamaciones agudas de las partes blandas de los dedos de pies y manos, siendo los más frecuentemente afectados el pulgar, el índice y el medio. Los abscesos cutáneos son comunes y afectan a personas de todas las edades, cuando una infección provoca la acumulación de pus en la piel.
Para tratarlos podemos coger un manojo de hojas y raíces frescas, escaldarlas en agua hirviendo. Luego se colocan sobre una tela y se las machaca hasta conseguir zumo. Aplicamos todo junto sobre el panadizo o el absceso y se sujeta con una venda. Es recomendable cambiar la cura cada hora.
Otra forma es escaldar las hojas en agua hirviendo, machacar después de extenderlas sobre un paño o tela y mezclar con aceite de oliva templado o caliente, para después aplicarlo directamente sobre el absceso.
Estreñimiento: hervir un litro de agua, añadiendo 15 gramos de flores secas o 25 gramos de flores frescas. Cuando el agua hierva, se retira del fuego y se deja reposar hasta que temple. Tomar de 3 a 4 vasos diarios hasta que se pase el mal (puede arreglarse en el mismo día o durar hasta 3 días).
Artritis y gota: tras coger unas hojas frescas, ponerlas a calentar para que expulse parte de la humedad. Las colocamos en un paño y aplicamos directamente la cataplasma sobre la parte afectada, cambiándola cada dos horas.
Otros usos habituales en el entorno rural
En el siglo VII a.C. hay datos que atestiguan que se consumía como alimento. Los griegos y romanos las comían. Esta costumbre llegó a España de mano de los árabes.
En Cantabria era utilizada también con los animales, por ejemplo con las vacas. Se podían hacer lavados a las vacas después de parir y también cuando padecían pulmonía. Si el ganado estaba empachado, se les daba el contenido de una botella con el cocimiento de malvas en vino y manteca. A los cerdos se les bajaba la fiebre poniéndoles un emplasto consistente en arcilla amasada con el cocimiento de romero, tomillo y raíces de malva.
Las mujeres tenían mucho aprecio a esta planta y antes de que les subiera la leche, daban a sus hijos malvas hervidas con azúcar. Los niños comían sus frutillos, como golosinas, aunque resultaban un poco sosos.
Las flores de malva se han empleado como colorante y las hojas para teñir de verde. Además, las semillas en vinagre suavizan la piel.
Otra curiosidad, se llegó a utilizar como reloj, ya que decían que sus hojas se orientaban perpendicularmente a la dirección de los rayos de sol.
Año Jubilar Lebaniego 2017
Por último, no olvidéis que el próximo año 2017 es Año Jubilar Lebaniego. Se ha denominado “Acontecimiento de Excepcional Interés Público”. Como cada Año Santo, el Gobierno de Cantabria organizará una serie de actividades religiosas y culturales, con el fin de poner en valor la importancia histórica, social, política y religiosa de la región de Liébana, con el Monasterio de Santo Toribio como punto central.
Los primeros peregrinos que hacían el Camino en la Edad Media tenían parada obligada en Santo Toribio para visitar al Lignum Crucis, el trozo más grande de la cruz de Cristo. El Camino Lebaniego enlaza dos ramas del Camino de Santiago: el de la Costa y el Francés. Su trazado comienza en San Vicente de la Barquera, discurre por los términos municipales de Herrerías y Lamasón, en el Valle del Nansa, y de aquí se dirige a la comarca de Liébana para remontar la Cordillera Cantábrica por los puertos de Piedrasluengas, Ríofrío o San Glorio hacia Palencia y León. El Camino Lebaniego posee una credencial específica y un documento acreditativo de la peregrinación, llamado la Lebaniega.
Información complementaria:
- Ficha de las aplicaciones de las plantas para imprimir y llevar en la mochila.
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