El carnaval rural forma parte de la cultura tradicional de Cantabria. Antiguamente era rara la aldea cántabra que no celebrase su mascarada carnavalesca.
Sin embargo, a partir de 1939, muchos de estos carnavales rurales fueron prohibidos ya que la Iglesia nunca los vio con buenos ojos por considerarlos paganos. El esfuerzo de los últimos años de las Asociaciones Culturales ha hecho posible que se puedan disfrutar de nuevo en todo su esplendor.
Llegamos a Piasca antes de comenzar la actividad, pero en la aldea ya se podía sentir esa emoción, aún contenida, que acompaña la celebración de su gran fiesta.
Especialmente en el barrio de arriba, donde ya se había instalado la carpa en la que se recibirían a las autoridades, asociaciones invitadas, vecinos, amigos y visitantes. Y mientras, ya comenzaban los preparativos para tener lista la paella a la hora prevista.
Nos dirigimos caminando a la parte baja del pueblo por el camino que cruza la carretera, cuando tuvimos la suerte de encontrarnos con Vidal Roiz y su esposa. A nuestras preguntas, ellos amablemente fueron contándonos cómo transcurriría el carnaval.
Algunas anécdotas acompañan el relato, como que la máscara que porta en su mano ya se ha hecho famosa porque salió fotografiada en la prensa. No es de extrañar, la piel completa de un “tasugo”, como se denomina en Liébana al tejón, luce en todo su esplendor junto a las cintas de colores que decoran el “capirote”.
Vidal también nos comenta que antiguamente la representación del oso en la comparsa se realizaba con la piel real de un oso cazado en otro país, pero que después prefirieron cambiarlo por si resultaba ofensivo para alguien.
Una de las principales características del carnaval rural es, precisamente, que las máscaras y disfraces incorporan elementos del entorno natural más próximo y de la forma de vida campesina.
Siguiendo sus indicaciones y consejos estábamos seguros que no perderíamos detalle de la fiesta.
Orígenes del carnaval rural
Las formas más antiguas con las que se nombra al carnaval eran “carnal”, “carnestolendas”o “antruido”. En Cantabria se conservan, con algunas variantes dialectales, ciertos términos para denominar al carnaval rural: “antruido”, “antruejo”, “truido”, “untruido”, “andruido”…
Parece ser que la palabra carnaval aparece por primera vez en España recogida en el Diccionario de Antonio Nebrija en 1492. Aunque su popularización fue más tardía, en torno a los siglos XIX y XX.
A partir de la Edad Media se fijan los caracteres de lo que hoy conocemos como carnaval. Una fiesta popular que no se entiende sin la idea de la Cuaresma. El momento del carnaval rural es el tiempo donde se permiten todo tipo de licencias, sátiras y transgresiones del orden social establecido.
El “Antruido” en Cantabria. El carnaval de Piasca 2017
El carnaval rural de Piasca era considerado tradicionalmente como uno de los más importantes de Liébana. Gracias al importante trabajo realizado en Piasca (Cabezón de Liébana) por la Asociación “Antruído en la Paré de Piasca”, hoy en día podemos formar parte, al menos como espectadores, de esta fiesta popular.
Este año además de las autoridades se ha reunido un importante número de personas en la carpa del barrio de Labarejo. El tiempo no acompaña, ha empezado a llover y todos buscamos refugio en el interior.
Allí rodeados de mozos y mozas, y en un ambiente festivo amenizado por tambores y gaitas, se movían los Zamarrones vestidos de blanco. Adornados con pañuelos, fajas y cintas de colores. En su cabeza, el largo capirote al que se unen las caretas con la representación de animales. Algunas confeccionadas con pieles de oveja, otras con jabalíes, conejos, tasugos…
A eso de las 11:00 comenzó la recepción de autoridades y se acompañó con la presencia de otras asociaciones: La Visparra de San Martín de Castañeda (Zamora), Sidros y Comedies de Valdesoto (Asturias), Banda de Gaitas La Montaña, la Cofrafía del Aguardiente de Orujo y Vino de Liébana y los Folions Rurais Viana do Bolo (Orense).
Uno de los momentos entrañables se produjo después del pregón, cuando se nombró a Dª Fidela Roiz Caloca “Campaneru de la Paré de Piasca”. Su inestimable contribución y entrega en la Asociación “Andruido en la Paré de Piasca” para mantener vivo este carnaval rural, le ha hecho merecedora de este título. ¡Qué bonito ver la emoción de Fidela en su rostro y sentirla en su voz!.
Los campaneros del carnaval de Piasca
Otro de los momentos más esperados y espectaculares, fue el recorrido del “Andruido en la Paré de Piasca” desde los “Praos de los Llanos”. Bajan corriendo, a una velocidad vertiginosa, por la ladera siguiendo el antiguo camino mientras persiguen a los campaneros. El ensordecedor sonido de los campanos se extiende por todo el valle anunciando su llegada al pueblo.
Tradicionalmente los campaneros eran reclutados entre los niños del pueblo. Su función consistía en abrir paso a la comparsa, manejando enormes campanos. Algunos superaban los cinco kilos.
Se cargan al hombro o se llevan en bandolera y sus estridentes sonidos parecen cumplir con la función de expulsar los maleficios. Este año hemos visto que algunas mujeres han cumplido también con la tradición y han formado parte del grupo de campaneros, lo que nos agrada especialmente.
Después de la llegada de Zamarrones y campaneros hasta la entrada de la Iglesia de Santa María de Piasca, donde algunos vecinos del pueblo y visitantes esperaban ansiosos, se hizo la foto de grupo.
Para finalizar la mañana, un almuerzo popular. Una paella campestre para todos preparada con la colaboración de los asistentes con el fin de recuperar fuerzas. La comida terminó con la invitación a todos a té con orujo aportado por la Cofradía del Aguardiente de Orujo y vino de Liébana.
Por la tarde como es habitual en los últimos años, se celebró un pasacalles de todas las asociaciones colaboradoras en el Carnaval de Piasca 2017, desde la rotonda de Ojedo hasta la villa de Potes.
Bien de Interés Cultural Inmaterial en 2017
Entre las mascaradas propias de la cultura cántabra, además del carnaval rural de Piasca, está la Vijanera de Silió, que se celebra el primer domingo de enero; los Zamarrones de Polaciones, el primer sábado después del miércoles de ceniza (este año será el 4 de marzo); Los Carabeos de Valdeprado del Río, que tiene lugar en agosto; y la mascarada de Soba, también en el mes de marzo.
La importancia de estas fiestas de carnaval ha sido reconocida por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria que iniciará el expediente para declararlas Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Inmaterial.
En palabras de Antonio Montesino González:
“ Se debe reivindicar el Carnaval, como fiesta popular adaptable a nuevos lenguajes y a nuevas necesidades, donde se armonice la tradición y la modernidad, de manera que nos permita reencontrar el uso activo y comunitario de la crítica y la sátira sociales; para ello es imprescindible buscar el hilo conductor que nos remonte a su profundo sentido histórico y antropológico”.
Fuente bibliográfica: Fiestas populares de Cantabria (2) Carnavales rurales. Ediciones Tantín. Santander 1984.
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